Quiero éste!!
Las razones para poner un ruso en nuestras vidas son muchas y la mayoría personales. No hay una edad concreta a la que tener un hámster ruso y no creo que ningún animal pueda clasificarse en el término "máscota para niños".
Por la circunstancia que sea hemos decidido compartir nuestros próximos dos años con este pequeño ser pero frente al terrario donde se exponen en la tienda todo son dudas...
El sexo del hámster que vayamos a adquirir no tiene porque influir en nuestra decisión a menos que ya tengamos otro rusito y vayamos con una idea concreta. Las hembras, fisícamente, suelen ser más pequeñas que los machos y a nivel de carácter se podría decir que más protestonas, aunque en realidad todo depende del individuo en sí, no del sexo que tenga. Puede haber rusitos nerviosos, mordedores, chillones, asustadizos, tranquilos, dóciles, cariñosos, curiosos... Pero a simple vista es difícil saber cómo será y más aún si es pequeñito de edad. El carácter se podrá moldear con el tiempo y el trato que le demos, con mucha paciencia y respetando al animal es posible conseguir que un hámster ruso coma en nuestra mano.
Un ruso no es un hámster dorado, no sólo por el tamaño, sino por el comportamiento. Al ser más pequeños son más difíciles de manejar y por supuesto, se dejan coger menos.
Elegir entre una cría o un animal adulto también es una decisión personal, como el color o el sexo. Normalmente en las tiendas no hay ejemplares adultos, las edades más corrientes vienen a ser entre el mes o mes y medio y los 3 meses. Pero a veces podemos encontrar individuos más mayores porque la venta no haya sido buena o el criador haya mezclado edades para poder deshacerse de camadas más antiguas. Un ruso adulto puede darnos las mismas satisfacciones que uno más joven, no hay porque discriminarlos.
A veces sí ocurre que al adquirir una hembra, ésta viene con sorpresa. Inevitablemente son muchos los comercios que no los separan por sexos. En este caso, lo mejor sería dejar que la hembra saque adelante las crías y cuando les llegue su momento darlas, pero no por eso dejar de advertírselo al dueño de la tienda.
Si conscientemente adquirimos un hámster enfermo, con heridas visibles, con la amputación de algún miembro o restos de diarrea, porque nos da pena y sentimos que podemos sacarlo adelante, hay que asumir las consecuencias de que el rusito que elegimos habrá que llevarlo al veterinario de exóticos, habrá que tratarlo y sobretodo que quizás pueda morir, según lo grave que esté.
Cuando uno adquiere una mascota, a pesar de leer y releer que lo recomendable es que físicamente esté bien: que no tenga el pelo sucio ni revuelto ni apelmazado, que la nariz no le moquee, que tenga actividad y no se le vea abatido, que no tenga heridas visibles, que no cojee, que los ojos no le lagrimeen ni tengan aspecto sequeroso..., con las prisas, las ganas, los nervios y la ilusión hay muy poquitos que sigan las recomendaciones.
Realmente creo que son ellos los que nos eligen a nosotros y no al revés. Quizás sea su color, su aspecto de peluche, sus ojitos negros brillantes, su portura graciosa, su pequeño tamaño o simplemente que sea el único que no intentó morder, huir o chillar cuando el dependiente introdujo la mano y nosotros le dijimos : Quiero éste!! Y ese mismo fue el que nos eligió a nosotros.
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